La Historia del Periquete

Recuerdos, críticas, anécdotas y quizá algo más...

Wednesday, October 04, 2006

Aquel cursi cuadernito

Algo muy simpático me ocurrió días atrás. Hace algún tiempo viví unos meses con mi hermana en Chimbote (los primeros meses de mi embarazo) y ahí dejé algunas cosas personales que llevaba siempre conmigo, entre ellas un diario. Estaba buscando recuperar un libro de anotaciones que tenía de cuando estudiaba en la universidad y le pedí a mi hermana que lo busque en el cuarto que era mío y me lo traiga. No sólo trajo el libro de notas, sino además mi Diario, aquel cursi cuadernito en el que anoté ciertos pasajes de mi adolescencia y un poco más allá.
Resulta que, como acordamos, ella dejó esos dos encuadernados en la casa de mis papás porque ahí los recogería yo. Muy divertido fue llegar el fin de semana a mi casa y al entrar al baño encontrar junto con las “Selecciones” y “Mafalda” y demás recurso de lectura aquel bendito “Diario”. Eso significaba que todo aquel con un poco de curiosidad que entró a ese baño debió haberlo leído en parte o en su totalidad. La verdad que no me molestó que lo haya leído alguien, lo que sí me molestó en parte fue releerlo. La verdad sentí un poco de vergüenza de mí misma. Cómo es posible que uno se desconozca tanto. Bien dice el dicho: “la vaca no recuerda cuando fue ternera”; es cierto uno no recuerda a veces cómo pensaba 10 ó 15 años atrás, qué esperaba de la vida, cúales eran sus prioridades en ese entonces. En algunas cosas sí me dio gusto haber sabido salir airosa de ciertas situaciones, pero en otros casos actué como una niña; bueno como la adolescente que era. Recordé mucho al verme plasmada en ese cuadernucho; recordé lo materialista que era; lo mucho que me presionaba por esforzarme y ser alguien por el simple hecho de ser reconocida. Creía en serio que eso sería mi felicidad. Recordé lo mucho que quería largarme de la provincia donde vivía, lo estancada que me sentía por momentos. Es bueno poder verlo ahora una década adelante ya con otros ojos y notar lo mucho que uno puede cambiar; para bien claro está.
Insisto, creo que la vida finalmente nos enseña lo que realmente tiene valor, y lo que significa la felicidad.
La sociedad, la familia y demás monstruos a veces nos presionan a querer ser algo que no somos ni queremos ser en realidad; y seguimos falsos ejemplos pensando que al llegar a ser eso, seremos dichosos. Craso error. Es lógico que a los 17 uno no tiene ni la octava parte de la madurez que se necesita para poder enrumbar su vida por el camino más o menos correcto. Pero, equivocándose uno aprende. Te desvías, retrocedes y vuelves a empezar.
Sí pues, es simpático que un diario nos recuerde lo estúpidos que fuimos y que a incluso ahora seguimos siendo. Por un momento pensé quemarlo, pero creo que lo conservaré unos 10 años más. Veamos qué tanto puedo haber avanzado para ese entonces.
Saludos a todos aquellos que tiene algún diario guardado en algún lugar… les sugiero lo busquen.