La Historia del Periquete

Recuerdos, críticas, anécdotas y quizá algo más...

Wednesday, November 20, 2013

Margarita Venusina

Margarita Venusina es una niña que vive recolectando flores, respirando aire fresco y esperando un príncipe naranja tan perfecto como siempre lo soñó. Él existe y es suave como terciopelo, y tiene un precioso caballo alado, dispuesto a pasearla por los lugares que ella siempre deseó conocer; dispuesto a amarla, hacerla reir y sorprenderla a cada instante, Porque ella disfruta mucho las sorpresas, su vida es una ilusión constante. Ama emocionarse, ama vivir intensamente, sentir, saborear, tocar, oler. Vuela de vez en cuando. Por las noches cierra los ojos, se concentra y logra tomar impulso. Ama salir a volar alrededor de los edificios. Ella no es una niña normal. Ella es demasiado feliz, tanto que abruma al resto. Hace poco tiempo Margarita conoció un floripondio que la empezó a acompañar en sus paseos. Juntos sentían el aire fresco enfriar sus mejillas y sentían que el mundo era perfecto. Cuando Margarita Venusina volaba con él, nada lo superaba. Así transcurrían los días, hasta que de pronto, Margarita notó que cuando volaba, ya nadie la seguía y eso le dolía mucho, bien al fondo casi casi al ladito de los huesos. El dolor hacía que le disguste cada vez más salir a volar. Un día Margarita Venusina se dio cuenta que era más grato caminar y cuando menos se dio cuenta, ya había olvidado cómo volar. Entonces ella caminaba, y sonreía menos. Sus pies empezaron a tener cayos, y cuando notó que los cayos eran tan gruesos que le impedían sentir las texturas en el piso, sintió que estaba convirtiéndose en un ser horrible. Decidió hacer algo. Decidió encontrar qué fallaba. Y buscó, y se dio cuenta que se había convertido en otra persona, en una persona que ella desconocía. Se fue lejos, a buscar el aire fresco, ese que enfriaba sus mejillas. En su camino conoció gente, gente buena pero que a veces lastimaba sin quererlo hacer. Eso le hizo recordar cosas, recordó que si se concentraba, podía volar. Recordó que si volaba podía amar; recordó que si amaba se sentía feliz. Así volvió a amar el hoy, amar al príncipe morado, al verde, al rojo, y también al gnomo, y al hongo, y a la flor. Margarita Venusina volvió a sonreir.