La Historia del Periquete

Recuerdos, críticas, anécdotas y quizá algo más...

Tuesday, September 19, 2006

Habia una vez una muchacha que le pregunto a un chico si se quería casar con ella. El chico dijo "NO" Y la muchacha vivió feliz para siempre, sin lavar, cocinar, planchar para nadie, saliendo con sus amigas, saliendo con el que se le daba la gana, aceptando invitaciones carísimas y gastándose su dinero en si misma y sin trabajar para ninguno.
FIN. ...
El problema es que de chiquitas no nos contaban estos cuentos... y nos cagaron la vida con el pinche príncipe azul!!!

Hace poco me llegó al correo este cuento y no sólo me provocó mucha gracia; también me hizo pensar en el bendito matrimonio como condición sine qua non en la vida de toda mujer.
Es cierto que el encontrar una pareja con quien compartir la vida es probablemente la principal búsqueda de todo ser humano pero: N°1 éste definitivamente no va a ser un príncipe azul y N°2 PORQUÉ tiene necesariamente que haber un papel firmado afianzando la unión. Desde chiquitos nos dejan consumir novelas estúpidas que te rellenan el cerebro con historias vanas y sin sentido. Nos narran cuentos donde idealizan a un príncipe azul, sin mencionar posibles ronquidos, gases, pasiones futboleras, amiguitis y demás detalles de aquellos productores de testosterona en grandes cantidades. Supuestamente la perfección es esa y cualquier mujer que vea llegar los 30 años sin siquiera un novio rondando el territorio estará sentenciada a la soltería. Nadie cuenta historias reales. Seguimos chantándole a las futuras generaciones el perfecto vestido blanco.
Hace poco mi mamá hizo un comentario frente a mi sobrina adolescente (también hija de madre soltera) y decía algo como que yo me había equivocado o no había hecho lo correcto en la vida al tener una hija sin casarme (igual que su madre). En realidad me dolió, pero me quedé callada, no me defendí porque por un instante pensé que tal vez no era un buen ejemplo para ella. Luego pensé, está loca mi vieja? Acaso no soy mucho mejor ejemplo de pujanza y valentía al haber decidido no tener al lado un huevón a quien no quería sólo por el hecho de que con él la cosa sería mejor vista y tal vez hubiera sido más sencillo? No es más respetable una mujer que trabaja y enfrenta la vida en vez de correr a los brazos del pánfilo que la embarazó para ser infelizmente mejor vista ante los ojos de la gente.
Sí estoy de acuerdo en que la familia es la base de la sociedad y que es una lo máximo poder formar una y que esta no termine en divorcio al cabo de unos años. Pero también creo que es una cuestión de fondo y no de forma. Una familia se construye sin un papel que lo acredite, se forma porque la señorita “x” con veinte engreimientos y costumbres conoce al jovencito “y” con igual cantidad de detallitos y caballadas pero que por arte de magia, hacen química, se enamoran y convienen en que desean pasar el resto de su vida juntos y se aventuran a ello. En el ínterin se trompean, se sacan los ojos pero finalmente ponen de su parte y cuando menos lo notan se encuentran arrugaditos tratando de recordar hace cuántos años fue la última vez que hicieron el amor. Esa para mí es la mejor historia de amor, claro que eso de estar arrugaditos no suena mucho a final feliz, pero bueno, apuesto que en el “y vivieron felices para siempre” esto está incluido.

Por qué los padres, profesores y tutores, no son más honestos y desde niños nos muestran la vida como es, con historias que puedan suavizar y decorar la cuestión para que se vea todo positivo pero sin dejar de ser reales.
Muchos de los fracasos de nuestros hijos y de nosotros mismos está en lo que les enseñamos a esperar de la vida. No hace mucho leí “El libro del niño” de Osho, lo leí porque estaba embarazada y quería prepararme un poco para no ser un desastre como madre. Lo maravilloso de ese libro es que en parte nos ayuda a entender nuestra forma de ser; de qué manera la libertad, la capacidad de decisión que te dan tus padres y un sinfín de detalles en la crianza finalmente nos dan la pauta de vida. Los niños no son tontos, hay muchas cosas que se nos quedan grabadas en la infancia y nos acompañan el resto de nuestras vidas.
No sé si este mail tocó una hebra muy sensible y vomité una crítica social que para algunos puede ser tal vez infundada. Es cierto que hoy en día se aceptan mucho más cosas, pero se aceptan señalándolas con el dedo como algo que rompe la regla. Y todo eso empieza con lo que nos enseñan, nos cuentan y nos leen. Deberíamos en general todos a ser un poco más sinceros.

Wednesday, September 06, 2006

Un corredor de distancias cortas

Siempre encontré en el escribir una manera de plasmar el sinfín de pensamientos y quizá tonterías que asaltaban mi cerebro. Pensé que algún día podría llegar a ser escritora, pero luego pasado el tiempo noté q mi constancia era demasiado limitada; soy muy cambiante, un día profundizo en un tema y al día siguiente estoy en otro completamente distinto. Empecé q escribir muchas historias pero muy pocas llegaron a disfrutar de un final ni feliz ni triste, se estancaron a la mitad. Así fue que descubrí que, como dijo Luder, yo también soy un corredor de distancias cortas. Para quienes no han oído hablar de él, Luder fue un genial personaje quien mencionó una serie de frases realmente célebres que fueron recopiladas por Julio Ramón Ribeyro y posteriormente publicadas por él (en Francia esto se llama propos, es decir el hecho de recoger declaraciones de un autor, y compilarlas en un libro, de diversas fuentes).
Bueno, muchas de estas frases se han quedado grabadas en mí, pero hay una en especial que hoy me viene a la mente. Cuando le preguntan a Luder por qué teniendo tan buenas ideas no escribía un libro, él respondió: “Porque soy un corredor de distancias cortas. Si corro maratón me expongo a llegar al estadio cuando el publico se haya ido”.
Definitivamente, creo que esto le sucede a todos los bloggers, su deseo (incluso hasta necesidad) por escribir es tan grande que no puede dejarse frustrar por el hecho de quedarse estancado en una historia larga.
Soy nueva; tengo menos de 24 horas inscrita en el blogspot y ya empiezo a disfrutar enormemente la posibilidad de plasmar todo lo que en mi ligeramente atormentado cerebro transcurre.
Quién fue el genio que inventó esto??? Gracias, muchas gracias.

Empecemos con algo


Dicen que todos tenemos un punto de vuelco en nuestras vidas; y si nadie lo dice, pues empezaré yo a decirlo. Nos casamos y nuestra vida cambia, a veces un trabajo nos hace viajar lejos y de igual forma nuestra vida cambia; nos enamoramos con locura y por ese amor hacemos cosas que terminan trastocando nuestra vida.
Muchas veces no somos conscientes de este cambio sino hasta mucho tiempo después, cuando ya el hecho pasó. Así mi vida sin darme cuenta empezó a transformarse el día en que me enteré que estaba embarazada. La verdad, desde un inicio entendía que tendría un hijo, pero no sabía que ello implicaba que me convierta en madre; y evidentemente ese es un cambio radicalísimo en la vida de toda persona.
Lo que hice fue vendarme los ojos, para no ver lo que a mi alrededor pasaba; el embarazo de una madre soltera es una cuestión bastante difícil, y me saco el sombrero (incluso ante mí misma) por aquellas mujeres que lo afrontan. Sea como fuere que pasó, cambió mi vida, y no me di cuenta sino hasta mucho tiempo después. Siempre me rehusé a dejar que las condiciones naturales del ser humano pudieran tener más peso frente a la capacidad de razonamiento. El hecho de que una madre, por su condición de madre, pueda dejar o sacrificar ciertas cosas por el bienestar de su hijo (incluso su carrera), a mí me parecía repudiable, ya que una persona por más madre que sea, debe siempre buscar el desarrollo personal, profesional, integral. Pero quién me dijo a mí que una cosa no lleva a la otra.
Claro, si hasta en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la palabra “embarazar” en uno de sus significados se define como: estorbar, interrumpir. Qué simpático ¿no? Que el proceso de traer un nuevo ser al mundo tenga si quiera en alguno de sus significados tal connotación. Pero bueno.
Hoy en día no dudo al decir que mi condición de madre me ha dado muchísimo más crecimiento que cualquier título universitario. Y valgan verdades fue toda una carrera, tuve muchísimas pruebas, muchísimos tropiezos; muchos momentos en los que tirada en el piso ya no quería levantarme más. Pero algo, alguien y “alguienes” me empujaron, y por ello hoy estoy donde estoy.
No he corrido mucho, pero he avanzado bastante; y no es sino hasta llegado un momento “x”, en el que vez tu vida tan cambiada que volteas a fijarte cuál fue el punto de quiebre, qué hizo el clic, qué produjo el vuelco ese. Definitivamente, todos tenemos respuestas distintas; sin embargo, hay algo en lo que podemos coincidir.
Es entretenido intentar buscarlo; yo sí siento que existe, porque evidentemente me siento una persona distinta a partir de este.
Siento que mis pisadas ahora se marcan, que mi respiración se oye, que decido con mayor rapidez y seguridad.
Algo que no noté sino hasta hace unos pocos días cuando una amiga (aparentemente bastante desarrollada en el plano profesional) me dijo que atravesaba una crisis existencial, es que desde que existe Arantxa no he vuelto a tener esas tan comunes crisis que me asaltaban antes con frecuencia. Es simpático, pero no lo había notado; no sé si es porque la vida misma no me da mucho tiempo de distraerme en tonterías, o si realmente esto de ser madre llena un vacío que sin darse cuenta uno tiene ahí dentro escondidito en algún sitio. A mí no me preocupa ya buscarle el sentido, simplemente me siento a disfrutar lo que me toca.